#escribo,#vidacotidianadeunaescritora,Artículos/Articles,de la vida Serie- Vida cotidiana de una escritora #2: Lucha

Serie- Vida cotidiana de una escritora #2: Lucha

Se siente el azote cálido de la brisa que viajó a través de las casas de la urbanización, recorrió suavemente el asfalto y recogió el vapor que de estos emerge y le convierte de refrescante a insoportable. La piel pegajosa pide refrescarse, pero ni tan siquiera el líquido frío que baja por la garganta alivia. La energía eléctrica cada día está más cara y el bolsillo escaso de recurso, por tal no enciendo el aire acondicionado para aliviar la onda de calor. El trópico, irónicamente paraíso caribeño, nos quema. Tan solo estamos a principios de Junio, ¿qué nos deparará Julio y Agosto?

Entre esta adversidad mi alma lucha. Busca quién es en un mar de incertidumbres. Encuentra alivio en las vivencias de aquellos que no se dieron por vencidos, pero quema la incertidumbre tal y como el trópico hace con el cuerpo. ¡Quizás por eso el calor se siente aún más fuerte! Tiembla el alma ante la batalla. ¡Lucha!, grita el espíritu desde el fondo, mas el alma no responde al grito.

Me he arrodillado ante la pereza y le he servido incondicionalmente por estos últimos meses. Ella me ha dado consuelo en una falsa comodidad, en falsas ideas. Mi cabeza sobre su regazo descansa y me siento como en un sueño donde todo está bien y nada falta. Tiembla el alma ante la batalla. Lee lecturas de la biblia por las mañanas para alimentarse y fortalecerse y reza por las noches con su familia. Mas se niega en trazar a la espera de una acción que traiga una reacción. ¡Despierta!, grita el espíritu desde el fondo, mas el alma no responde al grito.

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Photo credit: jot.punkt via Foter.com / CC BY

¡Lucha!, vuelve a gritar con todas sus fuerzas. ¡Despierta!, escuchó el alma y mi cabeza se levanta de sobre el regazo. No luches más contra lo inevitable, lucha por lo que puedes hacer. Es a Su tiempo y no al tuyo.

Se ha malgastado un tiempo valioso que no se podrá recuperar. A la realización, se acerca la culpa sonriente y susurra sus palabras venenosas al oído. Deja que hable, no sucumbas a sus encantos. Los fuertes la ignoran. Detrás de ella la pereza espera paciente por el llamado que la traiga de vuelta. ¡Oh, alma mía, como te he maltratado!

Comienzo a trazarlas en el computador, mientras lucho con el deseo de abandonarles. Letra a letra, duelen. Duele el intento. Duele el soñar con lo próximo a decir. Duele el encanto que traen al alma y la satisfacción de un anhelo cumplido de convertirle de una reacción química neuronal existente en la mente a un producto concreto que pueda ser percibido por otros sentidos. El dolor se convierte en una seducción a mis sentidos, en fuego que quema y enciende la pasión. Respiro, sonrío. Mas la pereza está cerca aún, esperando por el llamado que la traiga de vuelta. Lucha, que te duela en el alma, lucha, susurra el espíritu. ¡Qué sin lucha no hay victoria para el alma!

 
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