Se dejan entre la tierra fertilizada,
las hormigas carmesí extranjeras
y las semillas, el amor enterrado
junto con la nostalgia
de lo que pudo ser.
El producto del lagrimar
y el dolor sentido moran
en el subsuelo de la fortificacion.
Se dejó allí con la esperanza
de la educación aprendida
a golpe psicológico
y las inciciones hechas
por el bisturí del egoismo.
Se dejan germimar,
el fruto envenenado,
el futuro manchado.
Se deja atrás la vana idea
de lo que pudo ser y fue.
Y entre las aguas benditas
y las fortificaciones sagradas
se entregan los anhelos
para que el futuro
no se manche de pena.
Si se solidifican los anhelos,
que sea por designio del destino
no por la obsesion.
Poema: Dejar
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