Porque un momento que perdura en el recuerdo es regalado en la inocencia de un pequeño, su placer para la diversión con sencillos instrumentos como la arena y las aguas saladas del océano atlántico. Bajo los rayos de un atardecer que se viste de nubes grisáceas con tonalidades blancas, y baña la superficie del agua con destellos dorados. El alma se vuelve a la serenidad, se abraza a la naturaleza desnuda que enfrente se desviste para ser amada. Se sonríe placenteramente, porque se ha recuperado lo que al alma, al espíritu y al cuerpo le hacía falta. Es tan solo un lapso de tiempo que cubre segundos que se transforman en minutos, y estos a su vez en horas; pero que son plasmados e inmortalizados en pintorescas fotos que ayudan a aquel que ha tenido esas vivencias, sonreír nuevamente. Un momento que sana, con aquellos que te brindan amor diariamente.™
¡Comparte conmigo en Facebook!