Desde que culmine mi suscripción con la revista para escritores Writers Digest, no me ha interesado comprar ni de casualidad uno de sus ejemplares, pues los artículos me parecían más de lo mismo. Ese no fue el caso hace dos días atrás.
Le había prometido a mi hija llevarla a Borders luego de salir de la escuela a comprar con su tarjeta de regalos algunos libros, al fin y al cabo es una aficionada a la lectura. Últimamente, sus selecciones son comics de súper héroes, que de casualidad están ubicados frente a la sección de las revistas literarias. Le miré de reojo, y me deje llevar por la curiosidad. Deseaba saber si entre las páginas de esas revistas, mas plasmadas en sus portadas, había algo refrescante. Eso que uno busca a veces, una nueva idea que se comparte con el lector, que es también un colega escritor, y no una cátedra en lo que el autor del artículo desea implantar sobre otros.
Ojee por encima las portadas, y me tope con la revista The Writer, una con la que siempre me sentí cómoda en leer y sin pensarlo dos veces, la cojí y la coloqué en la bolsita del coche de mi bebé junto con los comics de mi hija. Fue entonces, que vi la palabra que llevó la revista Writer’s Digest a mis manos nuevamente, Inspiration. La portada lee así: “Why inspiration matters & 7 ways to use it”. Ese título me convenció, y así como hice con la otra revista, la coloqué en la bolsa del coche.
Ya en mi casa, esperando que se cocinaran las papas, me acosté en el sofá a leer mi WD, y fui directamente a la página del artículo. Este fue escrito por Fred White y me llamó la atención, por que semanas atrás, en una entrevista que me hicieran, me preguntaron sobre qué pensaba acerca de lo que muchos escritores acertaban que el escribir es 99% trabajo y 1 % inspiración. En inglés la frase es un poquito diferente: 99% perspiration and 1% inspiration (palabras inmortales de Thomas Edison). El artículo, que les recomiendo leer, le da su lugar a la inspiración, ingrediente importante al cual no le dan su lugar muchas veces, y le confunden con un, como lo llama White en su artículo, “jolt from the gods”. Al leer esto sonreí, y me di cuenta que no estaba sola en mi punto de vista sobre a lo que la inspiración concierne.
Fred White con su artículo trae una brisa de aire fresco y con él he sacado mi bandera blanca y hago mi tregua con WD. Ahora está sobre mi escritorio, abierto de par en par, como en el pasado estuvo sus antecesores. Esperando paciente por los próximos cinco minutos de libertad del aterrador potty training en el que se encuentra mi estado de madre en estos momentos, para devorar sus páginas.