Arte Escrito Podcast: Episodio #52 La magia del 3

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El número tres es utilizado con frecuencia en la literatura o más bien una secuencia de tres. Se le conoce en inglés como The Rule of Three, la regla del tres. Según nos explica Masterclass.com en su artículo, How to use the rule of three in writing, y cito, esta regla del principio de escritura está basado en la idea que los humanos procesan información basado en reconocer patrones. Cierro cita. Vamos a explorar la magia que tiene este singular y tan utilizado número.

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Musica utilizada en el podcast: septahelix, Pyramid Folk, 2019 septahelix Licensed to the public under http://creativecommons.org/licenses/by-nc/3.0/ Verify at http://ccmixter.org/files/septahelix/59466


Episodio

Si nunca has escuchado sobre The Rule of Three o La Regla del Tres, te cuento que has tropezado con ella en tus lecturas muchas veces. A mí me gusta mucho utilizar esta técnica para crear movimiento o espectativas al lector, hacerles un recordatorio de que algo es importante al mencionar algo en específico, no solo dos veces sino tres.

¿Dónde te has encontrado con estre patrón mágico? En los tres cerditos. Viste ahí está el número a plena vista. Hay tres cerditos que tienen tres casas que son atacados por un lobo que se los quiere comer y tú sabes el resto. Rizitos de oro y los tres ositos: tres sillas de diferentes tamaños, tres cómidas con diferentes temperaturas, tres camas, tres ositos. El genio de la lámpara mágica te concede nada más y nada menos que tres deseos. Mi mamá solía decirme que a la tercera es la vencida.

¿Viste? Ha estado presente en nuestras vidas, en nuestras lecturas y si te pones a pensar en esas historias que has leído desde tu infancia encontrarás muchas más. Hasta los autores contemporáneos la utilizan, yo soy una de ellas.

Ejemplos de esos autores lo son JK Rowlings con su historia de Harry Potter. Hay tres inperdonables maldiciones que no deben ser utilizadas por ningún hechicero. Harry, Hermione and Ron son los tres amigos que son inseparables. El campeonanto del Triwizard Cup donde se escogen a tres campeones para participar. Que se rompe al Harry ser escogido, pero lo importante de este dato es que originalmente son tres.

En The Hunger Games las personas de los distritos saludan con tres dedos del medio hacia arriba que, según nos explica bookriot.com en su artículo The Three Finger Salute, este puede significar agradecimiento, admiración y despedida a alguien que amas. Tres significados.

Esta técnica también la vemos en las frases utilizadas en nuestro diario vivir o en las historias. Abraham Lincoln una de sus frases famosas lo es: A government of the people, by the people, for the people. Repite la palabra people tres veces para enfatizar la importancia que tienen las personas para ese gobierno. La de los monos sabios: See no evil, speak no evil, hear no evil. William Shakespear la utilizó en su obra Julio Cesar cuando este dice: I came, I saw, I conquered. Llegué, vi y conquisté. Tres sencillas palabras que implican la acción de una persona, lo que es capaz de hacer. Tambien dijo: Friends, romans, countrymen. Amigos, romanos, compatriotas y en ellas incluye a todos los que se está dirigiendo haciendo una salvedad en las distinción de quienes son en su vida dichas en tres palabras.

Como ves La regla del tres se puede referir a un patrón de ideas, la puedes realizar en oraciones o frases, eventos que se repiten. Esa repetición la hace efectiva para que se le haga fácil al lector recordar eso en específico y ate cabos si es necesario.

Evoca también acción, y esto lo puedes utilizar de diversas maneras de una forma creativa en tus historias para crear momentum, movimiento hacia la acción. Por ejemplo cuando los corredores están en la pista para competir. Ready, set, go. Preparados, listos, fuera. En esgrima cuando los esgrimistas están en la pista el arbitro para dejarles saber que va a comenzar el combate le dice las palabras en frases: Onguard, pre, alé.

En Ascensión Divina la utilizo varias veces. En la frase, que cayó como anillo al dedo, han, han katú. Son tres palabras que significa sí, así será. Son directas al grano y simbolizan esperanza cuando son dichas como respuesta a algo que desean obtener o realizar; cuando obedecen una orden. Sencilla, directa y fácil de recordar.

La relación de la antagonista Iyeguá con su madre Imugaru es una rocosa, de confrontamiento. Por eso, decidí que tuviesen en Obsesión tres conversaciones impactantes, que solo ellas fueran esas personas de importancia que estuviesen en esas escenas o sea el centro de atención para el lector. Una fue en un mausoleo, la segunda fue en los aposentos de Imugaru, y la tercera en una ejecución donde nadie más escuchaba lo que se decían una a la otra. Tres momentos importantes en la vida de la antagonista.

A Narigua, el personaje principal, le doy un sueño en uno de los capítulos. Al desarrollar este sueño era importante para mí dividirlo en tres para crear movimiento, interés, ansiedad hacia ese despertar y lo que atormenta al personaje. Te lo leo:

Sus pequeños y delgados dedos recorrían la superficie de madera del mango del manaya, el hacha ancestral del Jikema, que descansaba entre las piernas de su abuelo orokoel Niagua. Este estaba sentado en su dujo, los del consejo del Guaminani a su alrededor. Narigua, solo un niño, estaba sentado con las piernas cruzadas a los pies de su abuelo. Una alegría penetraba su alma, esos fueron los mejores días de su existencia.

Su mano temblorosa y poseída por el deseo de esgrimirlo descendía lentamente a donde la madera y la hoja de piedra se unía. Conocía que hacerlo sería como sentenciar a muerte un sueño.

Niagua acarició su cabellera y empuñando el manaya le preguntó.

—¿Lo deseas? —su voz sonaba como un eco en una montaña.

Él asintió con la mirada llena de esperanza de que el permiso fuese dado.

Su abuelo sonrió a medias y se puso en pie. Todo a su alrededor se desvaneció.

—Solo un orokoel o un guajeri de nuestro uraheke puede tenerlo.

Su abuelo se eñangotó frente a él, su mirada amorosa sobre la suya, y colocó su mano sobre su hombro.

—Será tuya —le aseguró—, pero no pierdas tu camino.

Cerró sus ojos y asintió obediente.

Al abrirlos, contempló su robusta mano acariciando el mango del manaya de su abuelo que descansaba sobre el dujo. Se consumía de anticipación el alma ante el preludio de la acción que no detenía. Sus dedos se curvaron alrededor del mango que lo apretaron con fuerza mientras elevaba el arma. El pecho inflado por la satisfacción. Mía, se decía. Una vez al nivel de sus ojos, estos se cruzaron con los verdes que le trajeron su desgracia y sellaron su futuro.

Inmóvil e hipnotizado se perdía en la mirada fatídica.

—Solo un orokoel o guajeri del Jikema puede reclamarle —susurró una voz.

El suspiro se escapó de su boca y ante el espanto de lo que presenciaba y la realización de sus actos, dejó caer el manaya al suelo. Un estruendo le ensordeció cuando la piedra besó la loza a sus pies. Cubrió sus oídos y bajó su rostro para escapar de la mirada.

La mejilla izquierda ardía. Sus dedos la rozaron y encontraron allí la marca del traidor que dejó el carimba y luego fue tatuada en oro. Lágrimas rodaron por sus mejillas a causa del recuerdo vivo en su memoria de la noche que la dejó ir, aquella en la cual su vida y su destino cambiaron. Una sola mirada selló su futuro y con ella perdió todos sus sueños.

No deseaba volver a mirarle, se perdería para siempre y sería esclavo de ella. Tembloroso alzó su rostro y frente a él, colocado en una de las paredes del salón del Guaminani, estaba el manaya de su abuelo en la soledad como una decoración más y como el recuerdo de uno de los grandes de los kahali. Pudo ser suyo, pero su decisión del pasado se la quitó de las manos. Se acercó con la desilusión dibujada en sus facciones, en su expresión corporal.

—No pierdas tu camino —susurró la voz.

—Ya lo perdí, solo me queda salir de las sombras —contestó Narigua mientras se desplomaba y caía de rodillas para entregarse a la oscuridad que lentamente consumía su cuerpo.

Despertó con la sensación de una aridez espiritual desesperanzadora.

Pausa

Algo que deseo añadir o llamar la atención es sobre la frase que le dice su abuelo a Narigua que en este capítulo se menciona solo dos veces. La tercera ocurre en el capítulo Por Obediencia y Amor y lo hace Iyeguá que es la arakoel o líder de ese momento. Lo hace en forma de una pregunta trayendo ese momento a este capítulo y concluyendo la magia del tres. Sí, lo hice a drede jajaja. Ya ves que me gusta esto del tres.

Eso me recuerda darle un shout out a E.R. Landrón autor puertorriqueño de Reign of Darkness quien auspicia este episodio de Arte Escrito Podcast. E.R. Landrón tiene un canal de YouTube donde comparte consejos de escritura para que puedas llegar del punto A al B con tu manuscrito. Visita a erlandron.com y allí te dirigirá a sus videos.

No sé si te diste cuenta, pero adrede mencioné el nombre del autor E.R. Ladrón en ese anuncio tres veces. ahhhh! Esta técnica la utilizan también en mercadeo para que te recuerdes de los detalles.

Así que la magia del tres puede ayudar a darle un toque especial a tus historias. Como siempre, te exhorto a que estudies más de esta regla, busque ejemplos que te puedan ayudar a desarrollarla y practícala en un cuerto corto o un sueño que le puedas dar a uno de tus personajes. Quizá en una oración donde repitas algo tres veces que lleve la misma idea. Diviertete con esta regla del tres que estoy segura le sacarás mucho provecho.

OUTRO:

Me despido hasta el próximo episodio de Arte Escrito Podcast. Apoyas este podcast al compartir Arte Escrito Podcast en tus redes sociales, con tus amigos, al comprar uno de mis libros o recomendarlos a otros lectores para que lo compren. No olvides dejar cinco estrellas en iTunes para que se coloque en una posición donde otros puedan encontrar el podcast.

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