Arte Escrito Podcast: Episodio 41 La Anatomía de un Capítulo de Dictamen

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Arte Escrito Podcast: Episodio 41 La Anatomía de un Capítulo de Dictamen
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Dictamen ha sido una novela que he deseado por mucho tiempo llegase a las manos de los lectores. Las historias que en ella se narran están clavadas en mi corazón. Se tejieron a la par con las de Narigua e Iyeguá. Pero, debían ser contadas en esta segunda entrega. Hoy comparto contigo uno de mis capítulo favoritos de esta segunda entrega de Ascensión Divina porque lo vamos a estudiar a fondo.

pa’ que te inspires, pa’ que aprendas, pa’ que dejes los miedos y las excusas y te pongas a escribir y terminar esa historia.

Arte Escrito es para los amantes de la palabra escrita en sus diferentes formas: poesía, novela, teatro, cuento, cómics, etc.

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Musica utilizada en el podcast: septahelix, Pyramid Folk, 2019 septahelix Licensed to the public under http://creativecommons.org/licenses/by-nc/3.0/ Verify at http://ccmixter.org/files/septahelix/59466

Episodio:

La anatomía de un capítulo es muy interesante. Esto te lleva a conocer el transfondo de una parte en partícular de una historia o completa, como fue su creación, las decisiones que uno tuvo que tomar para dejar ciertas partes de la historia y eliminar otras, qué personaje funciona y quien no mueve la acción. Nos ayuda, como escritores, a tener una idea de lo que se debe hacer en ciertos momentos, o te da esa claridad que necesitas para mover tu historia.

Encuentro facinante cuando un escritor comparte lo que pasó durante la escritura de un libro. Es una hermosa aventura. Yo he vivido una hermosa aventura con Ascensión Divina que ya está pronta por culminar.

Hoy deseaba compartir contigo uno de los capítulos de Dictamen, uno de mis favoritos, uno que estuvo escrito mucho antes que Obsesión fuese publicada. Obsesión en un principio era la segunda entrega, pero terminó siendo la primera porque deseaba comenzar esta trilogía con Iyeguá, su antagonista. Así que los capítulos escritos para Yuisa, Güeybán y Unaroko tuvieron que esperar.

Este que voy a compartir contigo es de Unaroko quien es el Custodio de la Sabiduría. Este personaje surgió al mismo tiempo que Iyeguá, iba a ser su contrario, aunque de cierta manera lo es. Mas cuando uno sigue desarrollando historias complejas y largas como esta, ocurren cambios para bien.

El capítulo está dividido en tres escenas y en la tercera, te cuento, la actué en casa. Sí, a veces me pongo a actuar las escenas y personificar el personaje para poder transmitir en el papel lo que siente, el cambio en sus facciones, su postura, en fin los detalles significativos que ayuden al lector a comprender lo que vive ese personaje en ese instante.

En la primera escena del capítulo están los personajes a la mesa cenando y se estudian con la mirada. En la segunda están a las afueras del hogar e Unaroko analiza qué debe hacer. La tercera es una donde hay movimiento, donde los personajes se están moviendo y siempre es un personaje en partícular.

En esa escena hay dos personajes, Unaroko y Danershe, quien es la Custodia de la Energía, y es una intensa. Es donde se da una lucha de poder. ¿Por qué? Porque en ese punto de la historia, específicamente en ese punto del capítulo hay varios conflictos que confliguen. Uno de esas conflictos es el poder que es un tema importante en la trama principal de Ascensión Divina y mueve a la mayoría de los personajes para bien o para mal.

Algo importante, como nota alcalce, que de esto se puede hablar en otro episodio, es que Ascensión Divina, al tener muchos personajes, tiene varios conflictos que van moviendo la trama principal y las secundarias. Pero esto podemos hacer una disección en otra ocasión.

Este capítulo que te voy a leer, es el 34 y se titula Encaro a la Energía y es a través del punto de vista de Unaroko. Es uno de mis favoritos por ese encuentro como custodios de dos elementos poderosos, que es la sabiduría y la energía, que tienen Unaroko y la joven Danershe. I love Danershe! Uno de mis personajes secundarios favoritos.

El encuentro lo deseé escribir de manera que el lector sintiera que todo ocurría lentamente, pero a la vez puediese sentir la tensión que hay entre ellos por eventos negativos que ocurrieron en el pasado. Es un poco complicado, si ya leíste Dictamen sabes de lo que hablo. Si no, no te preocupes que no daré spoilers solo deseo que puedas adentrarte en la anatomía de este capítulo. Quiero que estés pendiente cuando termina una escena y comienza la otra para que los puedas ir identificando y te ayude con tus capítulos.

Recuerda que Dictamen y Obsesión la puedes conseguir en la librería Tazas y Portadas en el pueblo de Hormigueros quien auspicia este capítulo de Arte Escrito Podcast. Si estás buscando un libro escrito por un escritor puertorriqueño, allí de seguro lo consigues. Date la vuelta por Tazas y Portadas y de paso te das un cafecito o un té.

Vamos para el capítulo.

Capítulo 34 Encaro a la Energía

Arroz con vegetales, estofado de oveja y vino de arroz fue la cena que Aglaya y Lluz les sirvieron. Danershe se mantuvo en silencio, lo estudiaba. Güeybán a su lado no le perdía de vista, lo que llamó la atención de Unaroko.

Unaroko, acompañado por Güeybán y Blitia, salió de la casa. La noche estaba fría y cubierta por una densa capa de nubes grises.

—Nos embestirá una tormenta —comentó Blitia.

Una tormenta, pensó Unaroko. Un relámpago hizo brillar el interior de una nube seguido por un trueno que resonó fuerte.

—En noches como esta, a Danershe le gusta dormir afuera —dijo Blitia mirando al cielo—. Si desea conversar con ella, conocer quién es, no hay mejor noche que esta, Bajari —añadió—. ¿Ve aquella piedra en dirección al norte? Le aconsejo la espere allí.

—¿Está segura que vendrá? —le preguntó Unaroko.

Blitia le miró con seguridad—: La conozco desde que era una infante. El día en que llegué, los alrededores estaban repletos de personas que deseaban ver a la bebita que fue bendecida.

—¿Bendecida?

—Danershe ya fue consagrada por su elemento, Bajari, al nacer. Su madre me cuenta que fue una noche como esta. A cada grito que daba el cielo respondía. Cuando nació, Lluz la limpió y la colocó al lado de Aglaya. En ese momento un rayo entró por la ventana abierta y cayó sobre Danershe. Al escuchar los gritos de espanto, el hermano de Aglaya subió a ver lo que pasaba. Al abrir la puerta, otro rayo cayó sobre su mano izquierda donde surgió su símbolo elemental —Unaroko frunció el ceño extrañado.

»Bajari, Danershe vive en armonía con la energía. Espérela en la roca. Ella saldrá a caminar y se encontrará con usted. Buenas noches —al decir esto, entró a la casa. Güeybán se acercó, le miraba preocupado.

—De todos los custodios el de la Energía es el más poderoso en fuerza. La estudié durante la cena, Bajari —hizo una pausa—. Cuando Tauba acompañaba a Huyán en sus campañas o en otros asuntos, la energía que fluía de él parecía intoxicarte. Otras, como si las tuyas te abandonaran para unirse a él. La que sentí en Danershe es otra que no puedo describir.

—Es el más poderoso, uno crudo sin refinar. Solo otro custodio ha sido consagrado al nacer, y esa fue Amienke. Danershe comparte esta bendición, para bien o para mal. Amienke debió venir a buscarle.

—Nunca lo he escuchado hablar así. Siempre ha sido un hüaku confiado, seguro de sí mismo.

—Aunque soy Custodio de la Sabiduría, soy un hüaku. La duda se anida a veces hasta en el más sabio, Güeybán. Debo discernir lo que voy a hacer, dejar que mi elemento me guíe sin que mi naturaleza hüaku se sobreponga —suspiró y colocó su mano sobre el hombro de Güeybán—. Ve y tráeme la caja de roble que está en mi bulto —Güeybán la buscó—. Ve a descansar, Güeybán —él le miró como si le fuera a decir algo, pero se retiró.

Unaroko, con caja en mano, se dirigió a la roca. El camino de tierra estaba parejo, cómodo para recorrer. Tomó uno pequeño que bordeaba una de las terrazas llenas de espigas de arroz, sus hojas verdes como los ojos de la Señora del Oráculo. La extrañaba, pero era la compañía de Amienke la que deseaba en esos momentos. Su maestra, su igual, una que ha vivido tanto, visto más que otros. Ha estado en todos los reinos, incluyendo el de los kahali y los üogori. Se convirtió en su madre cuando la suya viajó al sur. La veía superior a él como custodio, aunque su elemento lo fuese.

Amienke hubiese entendido mejor a Danershe, pensó. Ambas comparten una parte esencial de su elemento que los otros custodios, incluyéndome, no tenemos.

Sus pasos eran cortos, caminar le ayudaba a pensar y aclarar sus pensamientos. Cabizbajo, solo con la mirada en el suelo se adelantaba y buscaba cómo enfrentar lo que se avecinaba.

—Tienes la costumbre de pensar cabizbajo como si las respuestas estuviesen enterradas en la tierra —le dijo una vez Amienke y las palabras resonaban en su mente en esos momentos.

—Me ayuda a pensar mejor, Bibí —se escuchó decir en voz alta Unaroko como si ella estuviese a su lado.

—Unaroko, súbela que la vida pasa de frente no a tus pies. Mientras mires hacia abajo, solo ves una pequeña porción. ¡Se te van a escapar las respuestas! Camina erguido con la mirada puesta en el horizonte como si estuvieses dándole la bienvenida al futuro. Allí encontrarás las respuestas que buscas, no en el suelo que está marcado por el pasado.

—Hay que recordar el pasado para no olvidar y no repetirlo —contestó Unaroko subiendo el rostro.

—El pasado es un buen maestro, pero son pocas las veces que en él hayamos nuestras respuestas. El pasado se transforma en el presente; y el futuro, en el presente. ¿Qué factor tienen en común, Unaroko?

—El presente, Bibí.

—El presente, Unaroko, el que cuenta. Lo que pasó ya no es, y lo que será es incierto. No hay que temerle a las incertidumbres. Cuando una toque a tu puerta y no sepas qué hacer, busca las respuestas a tu alrededor. Están allí latentes en una palabra, en un gesto, en una acción, en un sentimiento. Medita, te ayudará a ver con claridad las acciones que debes tomar.

Unaroko sonrió, no se había dado cuenta que llegó a la roca y cerca de ella se sentó. Sobre él, el cielo resplandecía de vez en cuando iluminando la noche.

—Debiste ser tú la Custodia de la Sabiduría, Bibí —comentó en voz alta Unaroko.

—¿A quién llamas bibí? —una voz femenina le preguntó.

Unaroko se tornó hacia ella y parada detrás de él estaba Danershe. El futuro se transforma en presente, Unaroko sonrió.

—Bibí es como llamo a veces a Amienke, la…

—Custodia del Tiempo —terminó Danershe por él. Tenía la misma edad que Ábrego—. Blitia te ha educado bien.

—Aunque no conozco sus rostros, sé quiénes son.

—Todos los custodios tenemos una afinidad que nos permite reconocernos y saber si estamos cerca o lejos.

Danershe se acercó un paso—: No e’ afinidá’, e’ energía.

Me pone a prueba.

—Tienes razón. Es la energía la que nos une, la que hace, como en todo, que algo se atraiga o se repele el uno del otro.

—Todo depende de la energía —se acercó un paso más.

Unaroko la estudiaba, dejaba sentir su fuerza sin reparos.

—La energía es esencial para vivir, para el balance de la creación y las reacciones en el mundo conocido.

 —La energía e’tá en to’ la’os y los elementos dependen de ella —otro paso.

Indomable como los Yikibu—: De todas formas depende de otro para poder ser.

—¿De la sabiduría? —preguntó mientras daba otro paso.

Unaroko frunció el ceño. Busca algo—: Quizás.

—No, no de la sabiduría —un paso más—. Sino de la omnisciencia, lo que realmente concede la sabiduría.

Unaroko quedó perplejo ante la respuesta. Muy joven y sabía de algo que solo algunos conocían, quizás Blitia le explicó sobre eso, pero dudaba que la tekina tuviese idea alguna de la omnisciencia.

—¿Qué sabes de la omnisciencia?

Otro paso, y estaba tan solo a tres de llegar al frente suyo.

—Omnisciencia e’ una esencia divina que Yokajú tiene al sel divinidá’. Que en otro duerme. Pol eso creó la sabiduría pa’ que los seres que crearía pudiesen gozal de entendimiento. Fue la omnisciencia quien creó a los elementos y le dio esencia pa’ coexistil en los custodios. Tu sabiduría e’ una versión de esa esencia divina, mas no e’ un simple entendimiento. E’ una gracia que no se conserva en la mente, sino que vive en el espíritu que e’tá enlaza’o a lo divino, crece con el estudio y con el sel que le tiene —se acercó un paso.

»No e’ sel inteligente. E’ riqueza sobrenatural, don supremo que enriquece y te permite vel to’ con un punto de vista diferente. Por eso e’tá sobre los otros elementos.

Sabia, mas su respuesta fue dada por su elemento, se dijo Unaroko.

Su corazón comenzó a palpitar fuertemente y le era difícil respirar. Tragó y preguntó:

—¿Qué es la energía, Danershe?

Esta adelantó un paso:

—La energía e’ vida y muerte. Fuerza y debilidá’. E’ unión y separación —dio su último paso, el corazón de Unaroko parecía que fuese a estallar, mas el sabio se mantenía firme—. La energía e’ constante y e’tá presente en to’a la creación que depende de ella. E’tá en mí, en ti. —la joven le miró con dureza y en su corazón Unaroko sintió como si le introdujeran una daga. Luchaba por respirar.

»Uste’, en el pasa’o cometió una falta grave —una interrogante se dibujó en su rostro, su pecho se inflaba con dificultad, miró a los ojos de Danershe y vio en ellos algo más. Esencia pura vive en ella, comprendió.

—Lo que hice con Tauba es una falta grave, pero debía hacerlo. Él nos atacó y teníamos que defendernos.

—Tu defensa le costó su vida —la presión era más fuerte en su corazón.

Cada elemento defiende a su custodio y Unaroko rompió la armonía mental que Tauba tenía con la energía. Removió de su ser la facultad para entender a su elemento, lo que rompió su relación con la esencia divina. —Sí, más salvó la de los demás y el futuro de una nación —dijo, casi en suspiros, el sabio.

—¿Harás conmigo lo mismo pa’ defenderte?

Si lo hago, no volverás a ser la misma. No podrás controlar tu elemento y te consumirá como le ocurrió a Tauba—: No, pero no me sobreestimes.

Unaroko inhaló profundamente y, con sus ojos clavados en los de ella, buscó el entendimiento en su espíritu. Danershe era fuerte, pero él tenía más experiencia, la que se obtiene del estudio y la vida. No se le hizo difícil encontrar el punto de unión entre ella y la energía. Ejerció presión, lo que la tomó por sorpresa.

—Un custodio es entrenado para conocer cómo utilizar su elemento en conjunto a otro. Nos unimos e intensificamos nuestro poder, como también podemos debilitar a uno o al otro —Unaroko hizo una pausa—. Me puedo defender de ti, Danershe, conozco cómo hacerlo.

—Un custodio no debe utilizal su elemento en contra de otro.

—No debería, pero tampoco debe tocar la fibra que nos une al espíritu como Tauba hizo con Yurana. Eso le corresponde a Yokajú y esa fue su falta, una que me obligó a hacer lo debido —Danershe bajó su mirada, Unaroko continuó—. Mi falta la llevo en mi alma. Ambos perdimos ese día, pero hemos recuperado lo perdido. Has encontrado un igual, quien en su esencia está en completa armonía contigo, más de la que tuviste con Tauba —con estas palabras el dolor en su pecho se disipó y sus palpitaciones volvieron a la normalidad.

Danershe dijo con voz sutil:

—Desde joven he sentío cierta incertidumbre, como una herida en el corazón, pensé… —mantuvo silencio por unos segundos—. Comprendo ahora la inquietud de las últimas semanas, era tu cercanía la que sentía.

Unaroko dijo:

—Cuando un custodio muere de forma violenta, la esencia de su elemento sufre. Queda marcada y, como en tu caso, el próximo lo percibe. Lo que acaba de ocurrir es la expresión y liberación de esa energía.

Danershe se sentó a su lado y miró al cielo que se iluminó por unos segundos.

—Lo siento, debí controlarme.

La energía a veces es indomable, le quiso decir. Mas colocó su brazo sobre los hombros de la joven:

—No hay nada que disculpar —el sabio ya recuperado, podía respirar sin dificultad y se sentía en paz—. Permíteme consagrarte con sabiduría y darte lo que te pertenece —tomó la caja de roble y se la entregó a Danershe. Ella rozó el símbolo de la energía que era un círculo que en su seno llevaba una luna y un espiral; en los cuatro puntos cardinales, semicírculos con diseños; entre ellos cuatro puntos. Lo abrió y sonrió con dulzura al ver el yarí.

Unaroko se puso en pie y tal como hizo con Ábrego, hizo con Danershe y en ese momento la energía se dejó sentir por todo el reino y los adyacentes.

Pausa

¿Te diste cuenta dónde empiezan y terminan las escenas? ¿Pudiste encontrar esa que es como un intermedio?

La escena uno termina cuando Unaroko sale de la casa. La escena dos termina cuando Unaroko comienza su ascenso por la vereda para sentarse en la roca a esperar a Danershe. Ese ascenso es como un relleno, es lo que une las escenas, y que te lleva a la tercera que es el climax o el punto culminante de este capítulo, y se da en esa roca.

El lento movimiento del que les mencioné antes de la lectura, se puede percibir en los pasos pausados que da Danershe para acercarse a Unaroko. Es un enfrentamiento, y lo ataca. Vemos cuál es el conflicto en este caso, entre estos dos custodios. A este conflicto yo lo titulé Unoroko vs Danershe. Es uno menor, pero se repite en varios capítulos y mueve la historia. Pero no puedo decir más porque doy spoilers, jajaja. Y como les mencioné, les voy a hablar de los conflictos en otro episodio.

Tu capítulo puede tener varias escenas como solo una. Este tiene tres porque ocurre en varios lugares: dentro de la casa, afuera de la casa y en una colina justo en una roca. Puede tener varios personajes. Este capítulo tiene seis, pero solo cuatro tienen una participación activa y te dan detalles significativos para la historia. Eso es importante al momento de decidir quién debe estar en un capítulo. Para saber quien debe estar en un capítulo, me pregunto el porqué debe estar presente en él, y si tiene que estar, y si va a decir verbalmente o a través de su acción o reacción a ciertas cosas para que la acción se mueva. Entonces me pregunto que tipo de participación tendrá y tomo la decisión de dejarlo o eliminarlo.

Usualmente escribo los capítulos por escenas y eso me ayuda a organizarme y organizar los conflictos en ciertos capítulo para poder identificar puntos importantes que van a añadir esa tensión a la trama principal, y recordarle al lector que esto está ocurriendo y mientras más lea verá el porqué de esos conflictos y, eventualmente, su resolución.

Estos simples detalles le dan forma al capítulo, le dan información al lector sobre detalles de la historia que deseas soltar en ese momento sin revelar mucho. Van moviendo la acción hacia el desenlace.

Esa es más o menos la anatomía y el transfondo de uno de mis capítulos favoritos de Dictamen. Lo que hago para decidir que irá y que no. No deseé adentrarme mucho para no dar spoilers. Si tienes dudas o comentarios al respecto, no dudes en escribirme en la sección de comentarios de este episodio en mi página alexandraroman.com. O a través de mis redes sociales.

OUTRO:

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