Artículos/Articles Beato Carlos M. Rodríguez

Beato Carlos M. Rodríguez

Buenas noches hermanos en Cristo Jesús,

Cuando me pidieron hablar sobre una virtud de Carlos Manuel, les confieso me sentí emocionado y a la vez triste. Emocionado por que como joven es un honor hablar de Carlos, quien realizo su labor apostólica en el Centro Universitario Católico en la UPR de Río Piedras, promoviendo entre la comunidad universitaria el conocimiento y el amor a Cristo, especialmente de la Sagrada Liturgia. Triste, pues como joven puertorriqueña no me había interesado en buscar-más allá de lo que escuchaba de él en la iglesia, la prensa y en mi familia-sobre la vida de Charlie. Pero en la vida se nos presentan oportunidades como estas que debemos tomar con gran ímpetu y valentía.

Se estarán preguntando cual de todas las virtudes de Charlie escogí para hablar esta noche como joven, ante una congregación de feligreses que ve en Charlie un ejemplo del buen cristiano a seguir. Bien, de entre esas magnificas cualidades escogí el amor a Cristo. Vaya, se dirán, ¡esa virtud abarca muchas cosas¡ Sí, es cierto, pero deseo tomen unos minutos para reflexionar en esta virtud a través del punto de vista de un joven.

Entre la feligresía de la Parroquia del Espíritu Santo he escuchado a varios de mis hermanos adultos y de corazón joven, hablar sobre su amor a Cristo. Muchos han mencionado que a ellos les hubiese gustado haber encontrado a Jesús en su juventud. “Las mejores edades para Cristo”, esta frase resuena en mis oídos cada vez que escucho a personas hablar de esa forma. Tienen razón, pues no hay nada mejor en esta vida que encontrar a Cristo Jesús en la plena flor de la juventud y recibir de esta, al igual que le sucedió a Carlos Manuel, un llamado. Ése que nos lleva a la entrega total y completa, y que nos enamora de manera sin igual de Cristo, quien nos amo primero.

Yo, que junto con mis compañeros del grupo de jóvenes JUPES, quienes con mucho esmero preparamos año tras año la Pascua Juvenil, y de esta forma celebrar el Triduo Pascual; compartimos y sentimos las palabras que el beato decía: “Vivimos para esa noche”. Nosotros también vivimos para esa noche, realizando nuestro apostolado y promoviendo nuestro conocimiento y amor a Cristo como lo hizo Carlos Manuel. Quien es un modelo a seguir para la juventud cristiana católica que ama a Cristo y cuyo apostolado es dar de su juventud, pues en ella hemos encontrado nuestra misión. Esa que Cristo a puesto en nuestra vida para dar testimonio de su amor.

Nos regocijamos como jóvenes de haber encontrado a Cristo en nuestra juventud, y poder brindar de la misma a nuestro salvador cuando con esmero trabajamos para esa semana, por la cual vivimos y es para nosotros el punto culminante de la misión de nuestro grupo. El poder ser instrumentos de Cristo para promover su amor, como lo fue y lo sigue siendo Carlos, en un momento de júbilo como lo es la Pascua para nuestra Santa Iglesia. Cito: “La alegría cierta de la Pascua traslucía siempre en su mirada y en su sonrisa…” y la misma se siente cada vez que miramos un cuadro del venerable. Es esta misma alegría del amor a la Pascua que como jóvenes compartimos con el Beato Carlos Manuel. De igual forma, el deseo ardiente de llevar a Jesús, no solo a nuestra comunidad parroquial, sino también a la escuela, la universidad y a nuestra familia.

El conocer más sobre Carlos Manuel me llena de felicidad y de mayor emoción. Reafirma mi fe y mi apostolado de servir con esmero a los jóvenes. Es él para todo joven un modelo a seguir, en especial, de que la santidad no es un imposible y que solo aferrándonos al amor de Cristo con la alegría de la esperanza de alcanzar sus promesas, podemos hacer un cambio y arrastrar a la juventud a Cristo Jesús.

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