Rostros

Rostros, dibujo por Susan Weighant

Morí entre árboles frutales cubiertos de flores y en una cama de hierba verde y tierra fértil. Mientras mi cuerpo se desplomaba para caer sobre mi cama, mi corazón cesaba de latir. Ya no se sentía nada luego de aquel rápido latir. Caí en mi cama boca arriba admirando el techo azul adornado con telas sedosas y blancas.

Mi vida fue una búsqueda de ilusiones y sueños. Tuve mis pesadillas y también mis caídas. De vez en cuando tropecé con la misma piedra que muy tercamente volvía a cruzarse en mi camino. Pero yo más terco aún no me desviaba pensando que podía más que ella sin ayuda alguna. A pesar de todo, a mi vida la amé con todos sus pesares y alegrías. Viví todo lo que tuve que vivir con todas sus pasiones.

El anhelo más grande de mi vida fue ver el rostro de mi Señor, de mi Padre. Toda mi vida la dediqué a encontrar aquel rostro. Lo busqué en aquellos que ayudé y también desprecié. Trate de besarlo en el rostro de mi amada esposa y acariciarlo en el de mis hijos. En mi madre quise amarlo y en mi padre respetarlo.

Dicen que Dios se puede ver en los ojos del prójimo. Yo lo quiero admirar en toda su omnipotencia. ¡Admirar su rostro!

Mi alma se alejó de su templo y pude ver mi rostro. Te confieso que por mi mente cruzó la idea de buscar su rostro en Él. Lo miré, pero lo sigo anhelando aun más. Soy terco, lo sé. Pero es que busco lo glorioso del rostro del Padre algo más que una simple mirada de un mortal.

A la puerta del cielo me esperaba un ángel que me abrazó y me arropó con sus alas. Me dijo que me llevaría a la presencia del Padre. Mi corazón se lleno de júbilo y gozo al escuchar sus palabras.

Al llegar a la presencia del Padre no me atreví a mirarlo al rostro. Solo me hinque de rodillas mirando al suelo.

Él me dijo: “No temas mi hijo, contempla mi rostro.”

Al decir esto subí mi mirada lentamente y vi algo maravilloso en el rostro de mi Señor. En él, contemplé todos los rostros que había conocido en mi vida, más los que ignoraba. Comprendí que al mirar al prójimo estoy viendo a mi Señor.

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