Escritores al fin nos dejamos cautivar por lo que una idea en particular trae a nuestro espíritu aventurero. En ese exacto momento, ¿qué nos sucede? La respuesta puede ser tan sencilla como una palabra que resume las emociones; apasionada como un poema; extensa y compleja como una novela; al grano como un cuento corto; persuasivo como un ensayo; divido en actos como el drama.
En realidad ocurre lo más hermoso que le puede pasar a un ser creador de letras: la formación de palabras, eso que llamamos escribir. Un sustantivo que se convierte en verbo, como canta Ricardo Arjona. Eso que se convierte en acción, en especial, la de una profesión que no tiene límites y que toma riesgos sin importar las consecuencias.
Así que, de esa gama de ideas que surge de una, y con el deseo impregnado de dedicarnos a la letra escrita en cualquiera de sus formas artísticas. Nos transformamos en diferentes seres que comparten un amor en particular. Algunos se denominan nómadas, como es el caso de Chris Guillebeau y de quien leí en su artículo en Writer’s Digest. Él unió la pasión que siente por escribir con esa de conocer el mundo antes de cumplir treinta y cinco años. Otros, por la palabras cruzan las líneas de piquete, arriesgan sus vidas en la guerra, son hechos prisioneros por sus convicciones a las letras…
Todo esto por una idea, ya sea para formarla en una novela, cuento, poema, noticia. ¡Aunque la idea en sí no es la que nos cautiva!, más bien es la noción de que podemos realizar un escrito para compartirlo con otros y que este sea una imagen de nuestro ser. Un poco de nosotros, esa voz que buscamos como escritores y que nos caracteriza al darnos nuestro espacio en el mundo literario.
Lo que cautiva de la idea es lo que nacerá de esta, y eso es lo que me mueve a tomar mi sharpie pen y libreta en mano. Plasmar la idea en letras e irme con la corriente. Mientras hago esto, me busco como escritora y hago mía y viva la voz que me identifica.
___________________________________________________________
¡Comparte con nosotros en Facebook!

A veces las ideas salen de los sitios mas inesperados. Yo siempre ando con una libretita y lapiz a mano por si acaso.
A los que nos gusta escribir las ideas nos llegan en el momento menos esperado. Nos inspiramos con hechos cotidianos y a la vez con otros mas trasendentales. Vemos las letras en todas partes.
Kofla, yo tambien ando con una libreta dentro de la cartera que uso como diaper bag, lol, por si la inspiración ataca. Tambien uso mi celular, pues tengo la dicha de que tiene word y puedo bajarlo a mi computadora cuando llego a casa. ¡Tremendo regalo que me hizo mi esposito!
Deb, es verdad nos inspiramos con todo. Las letras son para nosostros un estilo de vida, y nuestra realidad es tan solo un medio para nutrir a nuestro escritor interno.